domingo, 25 de septiembre de 2011

Algo breve de dos caras

Vivir entre dos mundos es complicado. Por un lado está el que tenemos, que nos da todo, nos ayuda y nos proporciona lo necesario para estar cómodos; es un lugar donde simplemente no hay de qué preocuparse, estamos bien, recibimos lo que necesitamos, somos en teoría felices. Es ese mundo donde lo que puede pasar en su mayoría de veces será bueno, donde todo transcurre naturalmente, donde llueve, hace calor, hace frío, cae nieve y muchas más cosas. El otro es más inestable, es ideal pero en ocasiones esquivo, es algo nuevo por descubrir, algo que siempre nos seduce para explorarlo, es un mundo que alguna vez vimos y que en el fondo queremos conocer mejor.

El problema es que sólo podemos estar en uno. La complicación aparece cuando ese mundo inestable comienza a resonar más que todas las cosas que ya tenemos, cuando queremos seguir a un nómada que nos habla discretamente, cuando sabemos que ese mundo inestable y desconocido puede ser una puerta a algo muy grande... es tener esa sensasión de "hoy todo está bien, pero mañana tal vez no" y pensar que en cualquier momento ese mundo "en teoría feliz" puede cerrar todo. ¿Cómo conservar todo lo que marcha bien, cuando por dentro comienzas a sentir la falta de ese mundo inestable? depronto es porque somos igual de inestables y desconocidos; es como vivir en un palacio rodeado de paisajes y tener toda nuestra atención en una vieja foto a blanco y negro de algún lugar diferente.

Creo que tarde o temprano dejaremos nuestro mundo feliz por ir en busca de ese mundo ideal, en algún momento la incertidumbre de "todo está bien por hoy" nos agobiará, en algún momento ese mundo felíz nos comenzará a convertir en algo que no somos de una manera sutil y justo en ese momento nuestro único lugar de escape será ese mundo desconocido, ideal e inestable que siempre ha estado ahí. La decisión se debe tomar, porque como bien comencé diciéndolo: Vivir entre dos mundos es complicado.

sábado, 17 de septiembre de 2011

El mejor camino

Se levantó esa mañana, como solía hacerlo siempre, muy temprano, era hora de ir a aprender algo nuevo. Sus planas sobre "qué debo" "qué no debo" "pensar esto" "creer aquello", ya habían sido realizadas. mientras unos tomaban sus bicicletas, otros eran llevados en carros, otros eran recogidos por sus respectivas rutas, él sólo tenía una opción: caminar, logrando así tener mucho más tiempo para repasar las lecciones para hacer: 1+1= otro más, 2-1= me quedé sólo, 2x1= no será para mi... curiosamente la que aún no entendía era la división.

Intentó acortar camino por el arroyo, así podría repasar la lección de ciencias naturales: "si no estás con la naturaleza estás contra ella, si no la sientes eres ignorante" lo repetía constantemente en su cabeza mientras sostenía su texto guía; al llegar encontró una gigantesca muralla de botellas, colillas, imágenes y filosofías que impedían su paso, a la entrada un grupo de personas de colores explicándole que debían quitar la propiedad privada... él sólo se preguntaba ¿quién sería esa señora propiedad privada?

Su fallido intento lo condujo a otro camino, tomo por la ciudad, cruzó calles, dobló esquinas... aprovechó para repasar su lección de ciencias sociales: "la patria es un conjunto de colores, ideas, gritos, más ideas, repudios e intolerancias que se rigen bajo una misma bandera, si no estás con eso estás en contra y si no lo entiendes eres ignorante"; al llegar se encontró con una gran muralla de libros, lápices, documentos y testimonios que lo invitaban a seguir, a la entrada un grupo de personas, parecidas a las anteriores pero en lugar de colores tenían diferentes ropas, corbatas, uniformes, peinados raros, le explicaban que no podía entrar a la ciudad, que habían leyes, estatutos y monopolios que le impedían entrar (aún cuando no había nada que impidiera su paso)... curiosamente mientras más intentaba entrar, más le obstaculizaban la entrada estas personas, cansado de intentar entrar decidió probar otro camino.

Encontró otro camino, este se veía un poco desolado, pero a su vez se veía tranquilo y acogedor, aprovechó para repasar su lección de religión: "lo que te digan que es verdadero lo es sin que lo cuestiones, si no es así te condenas, todos tienen la razón y nadie se equivoca, crees o eres un ignorante"; a diferencia que los otros dos atajos, este lugar no tenía entrada, así que decidió seguir. Aparecieron unas personas con túnicas blancas, de colores, turbantes, caras pintadas, cabezas rapadas, que le dijeron que si entraba debía ser responsable por la desolación que había allí, que su responsabilidad disminuiría en la medida que usara todos esos atuendos y estilos... desistió y prefirió tomar el camino largo, pasando por el lado de estos sitios.

Al llegar a su escuela se encontró con malas noticias: por llegar tan tarde lo habían expulsado, ya no podría recibir tan "valiosas lecciones", decidió regresar a casa; en el camino pensaba lo genial que sería estar en ese sitio desolado, en la ciudad o en el arroyo, pero sencillamente no quería ser de colores, vestir atuendos raros o túnicas extrañas. Al llegar a su casa fué a su cuarto y al mirar por la ventana se fijó que tenía una excelente vista a todos estos sitios, de esta manera comenzó a contemplar y a ver bien lo que ocurría, con el tiempo se disfrazaba para entrar a estos sitios y una vez dentro disfrutaba. Sus lecciones cambiaron: "cuestiona, piensa, actúa, debate, indaga, busca, disfruta, ríe, llora, piensa, VIVE, aprende a saber quién eres y recuerda el camino a estos lugares, contémplalos, disfrútalos y no te olvides de volver a tu casa", intentaba realizar planas pero terminaba creando cuentos, aprendió a dividir unas cosas de otras, supo que 1+1, 2-1 y 2x1 siempre dejarían un resultado.

Que bueno sería que este niño pudiera tomar los caminos que quiera para llegar a su escuela y que pudiera aprender sin clausulas, normas o acusaciones. Pásenla bien CHAo